fragmento del primer capitulo!

Uf, al fin he terminado de traducir la parte del capítulo que Cassandra publicó ayer. ¡No me extraña que tarden tanto en publicar los libros en español, traducir es un trabajo enorme! Bueno, hay tantas cosas que comentar que no sé ni por dónde empezar XD



-En efecto –Camille dirigió una brillante sonrisa a sus subyugados.-. Por favor dejadnos solos, Walker, Archer. Necesito hablar con Simon a solas. Había algo en la manera que ella lo dijo –ambos nombres y la expresión “a solas”- como si fuera una caricia secreta.
Los subyugados se inclinaron y se retiraron. Cuando el Sr. Archer se giró para marcharse, Simon vio una marca a un lado de su garganta, un moretón tan oscuro que parecía pintura, con dos puntos más oscuros en él. Los puntos oscuros eran perforaciones, rodeados de carne irregular. A Simon le traspasó un pequeño escalofrío.
- Por favor –dijo Camille dando unas palmaditas al asiento junto a ella-. Siéntate. ¿Quieres vino?
Simon se sentó en el borde de la dura silla de metal. –En realidad no bebo.
- Por supuesto –dijo ella con amabilidad-. Eres un neófito, ¿verdad? No te preocupes demasiado. Pasado un tiempo te acostumbrarás a consumir vino y otras bebidas. Algunos de los más antiguos de nuestra especie pueden consumir comida humana con pocos efectos secundarios.
¿Pocos efectos secundarios? A Simon no le gustó cómo sonaba eso.
- ¿Vamos a tardar mucho? –preguntó él, mirando con mordacidad su móvil, que le decía que eran más de las diez y media-. Tengo que ir a casa.
Camille tomó un sorbo de su vino. -¿En serio? ¿Y por qué?
“Porque mi madre está despierta esperándome”. Vale, no parecía que esta mujer necesitara saber eso.
–Interrumpiste mi cita –dijo- Sólo me preguntaba qué era tan importante.
- Aún vives con tu madre, ¿verdad? –afirmó ella, dejando su copa-. ¿No es un poco extraño que un vampiro poderoso como tú no quiera marcharse de casa para unirse a un clan?
- Así que interrumpiste mi cita para reírte de mí porque vivo con mis padres. ¿No podrías haberlo hecho una noche que no tuviera una cita? Lo que sucede la mayoría de las noches, por si tienes curiosidad.
- No me estoy burlando de ti, Simon –pasó su lengua por el labio superior como si estuviera saboreando el vino que acababa de beber-. Quiero saber por qué no formas parte del clan de Rafael.
“Que es también tu clan, ¿no?”
- Tengo un fuerte presentimiento que él no quería que formara parte –dijo Simon-. Él dijo que me dejaría en paz si yo le dejaba en paz. Así que le dejé en paz.
- Lo hiciste –sus ojos verdes brillaron.
- Nunca quise ser vampiro –aclaró Simon, medio preguntándose por qué le contaba estas cosas a esta mujer extraña-. Quería una vida normal. Cuando descubrí que yo era un Daylighter, pensé que podría tener una. O al menos algo parecido. Puedo ir al instituto, vivir en casa, ver a mi madre y a mi hermana…
- Mientras que no comas enfrente de ellos –dijo Camille-. Mientras ocultas tu necesidad de sangre. Nunca te has alimentado de un humano, ¿verdad? Sólo de sangre embotellada. Rancia. De animal.
Ella arrugó la nariz. Simon pensó en Jace y desechó el pensamiento enseguida. Jace no era del todo humano.
- No.
- Lo harás. Y cuando lo hagas, no lo olvidarás - Se inclinó hacia adelante y su pálido pelo rozó la mano de él -. No puedes ocultar tu verdadero yo para siempre.
- ¿Qué adolescente no miente a sus padres? –dijo Simon-. De todos modos, no sé por qué te importa. De hecho, no estoy seguro aún de por qué estoy aquí.
Camille volvió a inclinarse y el escote de su blusa de seda negra se abrió. Si Simon hubiera sido humano todavía, se habría sonrojado. - ¿Me dejarás verlo?
Simon abrió los ojos de par en par. - ¿Ver qué?
Ella sonrió. –La Marca, tonto. La Marca del Caminante.
Simon abrió la boca y luego la cerró. ¿Cómo lo sabe? Muy pocas personas sabían que Clary le había puesto la Marca en Idris. Rafael le indicó que era un asunto de máximo secreto y Simon lo había tratado como tal.
Pero los ojos de Camille eran verdes y tranquilizadores, y por alguna razón él quería hacer lo que ella le pidiera. Había algo en la manera que ella le miraba, algo en la melodía de su voz. Alzó una mano y apartó el pelo dejando su frente al descubierto.
Los ojos de ella se abrieron y sus labios se separaron. Se tocó ligeramente la garganta con los dedos, como si comprobara la no-existencia de pulsó allí.
- Oh –exclamó-. Qué afortunado eres, Simon. Qué afortunado.
- Es una maldición –replicó él-. No una bendición, ¿sabes?
Había una chispa en sus ojos. –Y Caín dijo al Señor: “Mi castigo es más de lo que puedo soportar”. ¿Es más de lo que puedes soportar, Simon?
Simon se reclinó hacia atrás, dejando caer su flequillo. –Puedo soportarlo.
- Pero no quieres –recorrió el borde de su copa con un dedo enguantado, con los ojos aún fijos en él-. ¿Y si te pudiera ofrecer una manera de convertir en ventaja lo que tú ves como una maldición?
“Diría que por fin estamos llegando a la razón por la que me trajiste aquí, que es un logro”. –Te escucho.
-Reconociste mi nombre cuando te lo dije –afirmó Camille-. Rafael me ha mencionado antes, ¿no?
Tenía un acento muy sutil que Simon no lograba identificar.
- Él dijo que eras la líder del clan y él sólo te sustituía mientras estabas fuera. Actúa como si fuera un vicepresidente o algo así.
-Ah –se mordió un poco el labio inferior-. Eso, en realidad, no es del todo cierto. Me gustaría decirte la verdad, Simon. Me gustaría hacerte una oferta. Pero primero debes prometerme algo
-¿El qué?
-Que todo lo que pase entre nosotros esta noche, aquí, permanezca en secreto. Nadie puede saberlo. Ni esa amiguita pelirroja, Clary. Ni ninguna de tus amigas. Ni los Lightwoods. Nadie.
Simon se apoyó en el respaldo. -¿Y si no quiero prometerlo?
-Entonces puedes irte, si quieres –dijo ella-. Pero nunca sabrás qué deseaba contarte. Y será una pérdida que lamentarás.
-Tengo curiosidad –respondió Simon-. Pero no estoy seguro de que tenga tanta curiosidad.
En los ojos de ella apareció una chispa de sorpresa y entretenimiento y quizá, pensó Simon, incluso algo de respeto.
-Nada de lo que tengo que decirte les concierne. No afectará a su seguridad o bienestar. El secreto es para mi propia protección.
Simon la miró con sospecha. ¿Lo decía en serio? Los vampiros no eran como las hadas, quienes no podían mentir. Pero tenía que admitir que tenía curiosidad.
-De acuerdo. Guardaré tu secreto, a no ser que piense que dices algo que pone a mis amigos en peligro. En ese caso se rompería el acuerdo.
Su sonrisa era glacial; él adivinó que no le gustaba que desconfiaran de ella. –Muy bien –respondió-. Supongo que no tengo elección cuando necesito tan desesperadamente tu ayuda.
Se inclinó hacia delante, jugando con el pie de su copa.
–Hasta hace poco dirigía el clan de Manhattan felizmente. Teníamos bonitas habitaciones en un antiguo edificio de la preguerra en el Upper West Side, no ese agujero para ratas donde Santiago tiene a mi gente ahora. Santiago –o Rafael, como tú le llamas- era mi segundo al mando. Mi compañero más leal, o eso creía. Una noche descubrí que él asesinaba humanos, conduciéndoles a ese viejo hotel en el Harlem español y bebiendo su sangre por diversión. Dejando sus huesos en los contenedores de fuera. Arriesgándose estúpidamente, rompiendo el Pacto de la Alianza.
Tomó un sorbo de vino. –Cuando me enfrenté a él, me di cuenta de que le había dicho al resto del clan que yo era la asesina, la que había quebrantado la ley. Todo fue una trampa. Quería matarme para adquirir poder. Así que huí con Walker y Archer para salvarme.
-¿Y por qué ha afirmado todo este tiempo que él sólo es jefe hasta que regreses?
Ella hizo una mueca. –Santiago es un hábil mentiroso. Desea que regrese, claro está, para que pueda asesinarme y liderar el clan legítimamente.
Simon no estaba seguro de lo que ella quería oír. No estaba acostumbrado a que las mujeres adultas le mirasen con ojos llorosos o a que le contasen sus vidas.
-Lo siento –dijo finalmente.
Ella se encogió de hombros, un gesto tan expresivo que le hizo preguntarse si su acento sería francés. –Es pasado. Me he estado ocultado en Londres todo este tiempo, buscando aliados, aguardando el momento oportuno. Entonces supe de ti –alzó la mano-. No puedo decirte cómo; juré no revelarlo. Pero en ese momento me di cuenta de que tú eras lo que yo había estado esperando.
-¿Lo era? ¿Lo soy?
Ella se acercó y tocó la mano de él. –Rafael te tiene miedo, Simon, y debería tenerlo. Eres uno de los suyos, un vampiro, pero no puede herirte o matarte; no puede levantar un dedo contra ti sin atraer la ira de Dios sobre su cabeza.
Se quedaron en silencio. Simon podía oír sobre su cabeza el zumbido eléctrico de las luces de Navidad, el agua cayendo en la fuente de piedra en el centro del patio, los murmullos y zumbidos de la ciudad. Cuando habló, su voz era suave. –Lo dijiste.
-¿Qué dije, Simon?
-La palabra. La ira de… -la palabra golpeó y quemó su boca, como siempre hacía.
-Sí. Dios –retiró la mano pero los ojos eran cálidos-. Hay muchos secretos sobre nosotros, tantos que puedo contarte, mostrarte. Comprenderás que no estás maldito.
-Señora…
-Camille. Llámame Camille.
-Todavía no entiendo qué quiere de mí.
-¿No? –agitó la cabeza, y su brillante pelo voló alrededor de la cara-. Quiero que te unas a mí, Simon. Únete a mí contra Santiago. Caminaremos juntos a ese hotel infestado de ratas. Cuando sus seguidores vean que estás conmigo, le dejarán y vendrán a mí. Creo que a pesar de su miedo a él, son leales a mí. Cuando nos vean juntos, su miedo se desvanecerá y se pondrán de nuestro lado. Los hombres no pueden enfrentarse a lo divino.
-No sé –dudó Simon-. En la Biblia, Jacob luchó contra un ángel y ganó.
Camille le miró con las cejas alzadas.
Simon se encogió de hombros. –Escuela hebrea.
-Y Jacob llamó al lugar Peniel: "porque vi a Dios cara a cara". Lo ves, no eres el único que conoce las Escrituras -Su mirada ya no era escéptica y estaba sonriendo-. Tal vez no te das cuenta, Daylighter, pero mientras lleves esa Marca, eres un arma vengadora del cielo. Nadie puede enfrentarse a ti. Desde luego no un vampiro.
-¿Tienes miedo de mí? –preguntó Simon.
Al instante se arrepintió de haberlo dicho. Sus ojos verdes se oscurecieron como las nubes en las tormentas. -¿Yo, miedo de ti?
Luego se serenó, sus rasgos se suavizaron y su expresión se iluminó. –Por supuesto que no. Eres un hombre inteligente. Estoy convencida de que verás la sabiduría de mi propuesta y te unirás a mí.
-¿Y cuál es exactamente tu propuesta? Quiero decir, entiendo la parte en la que nos enfrentamos a Rafael pero, ¿luego qué? No odio realmente a Rafael, ni quiero deshacerme de él porque sí. Él me deja en paz. Es todo lo que quiero.
Ella cruzó las manos sobre la mesa. Llevaba en el dedo corazón de su mano izquierda un anillo de plata con una piedra azul, por encima del material del guante.
-Crees que eso es lo que quieres, Simon. Piensas que Rafael te está haciendo un favor dejándote tranquilo. En realidad él te está exiliando. Ahora mismo piensas que no necesitas a otros de tu especie. Estás contento con los amigos que tienes: humanos y cazadores de sombras. Contento escondiendo botellas de sangre en tu habitación y mintiendo a tu madre sobre lo que eres.
- ¿Cómo supiste…?
Ella continuó, ignorándole. -¿Pero qué pasará en diez años, cuando deberías tener veintiséis? ¿En veinte años? ¿Treinta? ¿Crees que nadie se dará cuenta de que ellos envejecen y cambian, y tú no?
Simon no dijo nada. No quería admitir que él no había pensado en el futuro. Que él no quería pensar en el futuro.
-Rafael te ha enseñado que otros vampiros son veneno para ti. Pero no tiene que ser así. La eternidad es muy larga para pasarla solo, sin otros de tu especie. Sin otros que te entienden. Tú quieres ser amigo de los cazadores de sombras, pero nunca serás uno de ellos. Siempre estarás excluido. Con nosotros encajarás –cuando se inclinó hacia delante, una luz blanca brilló en su anillo y los ojos de Simon escocieron-. Tenemos miles de años de conocimientos que podríamos compartir contigo, Simon. Podrías aprender cómo ocultar tu secreto, cómo comer y beber, cómo pronunciar el nombre de Dios. Cruelmente, Rafael te ha ocultado esta información, incluso te ha hecho creer que no existe. Existe. Yo puedo ayudarte.
-Si yo te ayudo primero –dijo Simon.
Ella sonrió, y sus dientes eran blancos y afilados. –Nos ayudaremos mutuamente.
Simon se echó hacia atrás. La silla de hierro era dura e incómoda, y de pronto se sintió cansado. Bajó la mirada a sus manos; podía ver que las venas se habían oscurecido, formando telas de araña tras sus nudillos. Él necesitaba sangre. Necesitaba hablar con Clary. Necesitaba tiempo para pensar.
-Estás conmocionado –dijo ella-. Lo sé. Es difícil de asimilar. Me gustaría darte tanto tiempo como necesitases para decidirte por esto, y por mí. Sin embargo no tenemos mucho tiempo, Simon. Mientras permanezca en esta ciudad, estoy en peligro por culpa de Rafael y sus cohortes.
-¿Cohortes? –a pesar de todo, Simon sonrió un poco.
Camille parecía desconcertada. -¿Sí?
-Bueno, es sólo que “cohortes”. Es como si estuvieras diciendo sus malhechores o subalternos.
Ella le miró inexpresivamente y Simon suspiró. –Lo siento. Probablemente no has visto tantas películas malas como yo.
Camille frunció el entrecejo ligeramente, sólo una ligera línea en la frente. –Me dijeron que serías ligeramente peculiar. Tal vez es sólo que no conozco muchos vampiros de tu generación. Pero presiento que será bueno para mí estar junto a alguien tan… joven.
-Nueva sangre –añadió Simon.
Eso le hizo sonreír. -¿Estás listo, entonces? ¿Para aceptar mi oferta? ¿Para empezar a trabajar juntos?
Simon miró el cielo. Las hileras de luces blancas parecían ocultar las estrellas.
-Mira –dijo él-. Aprecio tu oferta. De verdad lo hago.
“Mierda” pensó. Tenía que haber alguna manera de decirlo sin que pareciera que estaba rechazando una cita para el baile. “Me siento muy, muy halagado de que me lo pidas, pero…" Camille, como Rafael, siempre hablaba fríamente, con formalidad, como si estuviera en un cuento de hadas. Quizá él podía intentarlo.
- Requiere tiempo que tome mi decisión. Seguro que lo entiendes.
Con mucha delicadeza, ella sonrió, mostrando sólo las puntas de sus colmillos. –Cinco días. Nada más –ella extendió su enguantada mano hacia él. Algo brillaba en su palma. Era un pequeño vial de cristal, del tamaño que podría tener una muestra de perfume, sólo que parecía estar lleno de un polvo marrón-. Es tierra de cementerio. Rómpelo y sabré que me estás convocando. Si no me convocas en cinco días enviaré a Walker a por tu respuesta.
Simon cogió el vial y lo deslizó en su bolsillo. -¿Y si la respuesta es no?
-Entonces estaré decepcionada. Pero quedaremos como amigos –apartó su copa de vino-. Adiós Simon.
Simon se levantó. La silla hizo un chirrido metálico demasiado alto, como si la arrastrara por el suelo. Sintió que debía decir algo más, pero no tenía idea el qué. Por el momento, parecía que podía irse. Decidió que era mejor parecer uno de esos vampiros modernos maleducados que arriesgarse a que le arrastraran de nuevo a la conversación. Se marchó sin decir nada más.
En su camino de vuelta por el restaurante, pasó junto a Walker y Archer, que permanecían de pie al lado de la gran barra de madera, con sus hombros encorvados bajo los largos abrigos grises. Sintió sus miradas sobre él mientras pasaba al lado y alzó los dedos en un gesto entre un saludo amistoso y un desprecio. Archer enseñó los dientes –planos dientes humanos- y regresó al jardín con Walker en sus talones. Simon vio cómo ocupaban sus sillas junto a Camille. Ella no alzó la vista cuando se sentaron, pero las luces blancas que habían iluminado el jardín se apagaron de pronto –no una a una sino todas al mismo tiempo-, dejando a Simon desorientado en la oscuridad, como si alguien hubiera apagado las estrellas. Cuando los camareros se dieron cuenta y corrieron fuera a arreglar el problema, inundando el jardín con la pálida luz de nuevo, Camille y sus humanos subyugados habían desaparecido.
Simon abrió la puerta de su casa, una en una larga hilera de casas idénticas de ladrillo en el barrio de Brooklyn, y la abrió despacio, escuchando.
Le había dicho a su madre que salía a ensayar con Eric y otros chicos de la banda para una actuación el sábado. Hubo un tiempo en el que ella simplemente le habría creído, y en el que ella, Elaine Lewis, había sido una madre relajada, que no imponía una hora de llegada a Simon o a su hermana, ni insistía en que llegaran temprano entre semana. Simon estaba acostumbrado a estar fuera durante horas con Clary, a entrar con su llave a las dos de la mañana y desplomarse en la cama, comportamiento que no había molestado a su madre.
Las cosas eran diferentes ahora. Él había estado en Idris, el hogar de los cazadores de sombras, durante casi dos semanas. Había desaparecido de casa sin poder dar una excusa o explicación. El mago Magnus Bane había intervenido y lanzado un hechizo de recuerdos sobre la madre de Simon para que ella no tuviera ningún recuerdo de que él había desaparecido. O al menos, ningún recuerdo consciente. No obstante, su comportamiento había cambiado. Ahora tenía sospechas, siempre encima de él, vigilándole, insistiéndole en que llegara a casa a cierta hora. La última vez que había regresado de una cita con Maia, había encontrado a Elaine en el recibidor, sentada en una silla frente a la puerta, con los brazos cruzados y en su rostro una mirada iracunda.
Esa noche, él había conseguido oír su respiración antes de verla. Ahora sólo podía oír el débil sonido de la televisión del salón. Ella había estado despierta esperándole, probablemente mientras veía un maratón de esos dramas de hospitales que ella adoraba.
Simon cerró la puerta tras él y se recostó contra ella, intentando reunir fuerzas para mentir.
Ya era bastante duro no comer con su familia. Afortunadamente su madre iba a trabajar temprano y regresaba tarde, y Rebecca, que iba a la universidad de Nueva Jersey y sólo venía a casa de vez en cuando a hacer la colada, no permanecía demasiado tiempo para notar nada raro.
Normalmente su madre se marchaba cuando él se levantaba, y dejaba sobre la encimera de la cocina el desayuno y el almuerzo que le encantaba preparar para él. Simon lo tiraba todo en una papelera de camino al instituto. La cena era más dura. En las noches que ella estaba, él tenía que revolver la comida de su plato, fingiendo que no tenía hambre o que quería comer en su dormitorio mientras estudiaba. Una vez o dos se tragó la comida para hacerla feliz, y después pasó horas en el baño, sudando y con arcadas hasta que estuvo fuera de su sistema.
Detestaba mentirle. Siempre había sentido un poco de pena por Clary y su tensa relación con Jocelyn, la madre más sobreprotectora que él había conocido nunca. Ahora las tornas habían cambiado. Desde la muerte de Valentine, el control de Jocelyn sobre Clary se había relajado hasta parecer una madre prácticamente normal. Por el contrario, cuando Simon estaba en casa, él podía sentir del peso de la mirada de su madre sobre él, como una acusación persiguiéndole.
Se puso derecho, dejó la mochila junto a la puerta y se dirigió al salón para afrontar la bronca. La televisión estaba encendida con las noticias a todo volumen. El presentador estaba contando una historia de humanos interesante: un bebé abandonado en un callejón detrás de un hospital del centro. Simon se sorprendió porque su madre odiaba las noticias, ya que las encontraba deprimentes. Él miró al sofá y su sorpresa se desvaneció. Su madre estaba dormida, con las gafas sobre la mesita auxiliar y una botella medio vacía en el suelo. Simon pudo olerla desde donde estaba, probablemente whiskey. Sintió una punzada, puesto que su madre casi nunca bebía.
Simon fue al dormitorio de su madre y le trajo una manta de ganchillo. Su madre estaba aún dormida y su respiración era lenta y uniforme. Elaine Lewis era una mujer pequeña como un pajarillo, con un halo de pelo negro y rizado, y mechones grises porque se negaba a teñírselos. Trabajaba en una organización pro-medioambiente sin ánimo de lucro, y la mayoría de sus prendas tenía dibujos de animales. Ahora llevaba un vestido teñido anudando con estampados de delfines y olas, y un pin que una vez había sido un pez vivo, sumergido en resina. Su ojo vidrioso parecía mirar a Simon acusadoramente cuando dobló la manta sobre los hombros de ella.
Ella se movió en sueños y giró la cabeza lejos de él. –Simon –susurró-. Simon, ¿dónde estás?
Afligido, Simon soltó la manta y se puso en pie. Tal vez debería despertarla para que supiera que él estaba bien. Pero entonces haría preguntas que él no quería responder y no podría soportar esa mirada herida en la cara de su madre. Se giró y se fue al dormitorio.
Se lanzó sobre la colcha y cogió el teléfono de la mesilla de noche, a punto de marcar el número de Clary sin pensar. Se detuvo un momento al escuchar el tono del teléfono. No podía contarle nada de Camille; había prometido mantener la oferta de la vampiresa en secreto, y aunque Simon no sentía que le debiera mucho a Camille, había aprendido en los meses anteriores que romper promesas hechas a criaturas sobrenaturales era una mala idea. Aun así, quería oír la voz de Clary, como hacía siempre que había tenido un día duro. Bueno, siempre podía quejarse de su vida amorosa, que parecía darle a ella diversiones sin fin. Rodando sobre la cama, lanzó la almohada por encima de su cabeza y marcó el número de Clary.

gracias por traducirlo Rochu

gracias!!
antes me parecia un poco insustancial pero se ha puesto interesante.. una pregunta.. el anillo que lleva camille no ha salido ya en los origenes¿?¿?

sandry_love_jace escribió:gracias!!
antes me parecia un poco insustancial pero se ha puesto interesante.. una pregunta.. el anillo que lleva camille no ha salido ya en los origenes¿?¿?

Spoiler del Ángel Mecánico, no miréis si no lo habéis leído. No miréis, que os conozco... :maton:

Spoiler:

Es que está taaaaaan interesante! quiero leerlo todo yaa! aunque claro... una vez lo tienes y te lo acabas, ya solo queda esperar y un vacío xddd Y tengo que decir que por lo poco que se de Camille me cae mucho mejoor que Raphael, así que yo aceptaría su oferta... que inconsciente soy :ops:
Y que ganas tengo de que Maia e Isabel se enteren de que Simon esta con las dos, que hacer eso es muy feo hombre! :grr:
Bueno, aunque este capitulo ha sido interesante, ojala hubiese sido sobre Jace y Clary... xdd

Rafael no me cae mejor que Camille, pero tampoco me fío de ella ni un pelo. No me gusta que considere a Simon un instrumento o "arma" para conseguir sus fines, y desde luego estoy convencida de que no dice toda la verdad. Aunque me reí mucho con el coqueteo que se traía con el pobre Simon: que si se pasa la lengua por los labios, que si le enseña un poco de escote, que si le coge de la mano. Como si no tuviera bastantes problemas con Isabelle y Maia :malo:

Tengo el presentimiento de que en los cinco días va a pasar algo que hará que Simon acepte. Pero ¿qué será? ¿Y qué es lo que quiere en realidad Camille? No me imagino que a una mujer tan inteligente como ella Rafael/Santiago pueda causarle problemas.

A mi es que me empezó a caer simpática Camille cuando dijo que mataría a todos los vampiros qe habían matado a su amado hombre lobo... si eso es verdad, me quito el sombrero, porque parececia una mujer sin prejuicios del resto de Subterraneos, pero si ella mentía y eso no es verdad me sentiré tremendamente decepcionada xdd :grr:
De todas formas a Cassie le gusta Simon más que Jace, ella misma lo dijo, así que no creo que las cosas acaben mal para él... pero claro nunca se sabe xdd

niikaa escribió:A mi es que me empezó a caer simpática Camille cuando dijo que mataría a todos los vampiros qe habían matado a su amado hombre lobo... si eso es verdad, me quito el sombrero, porque parececia una mujer sin prejuicios del resto de Subterraneos, pero si ella mentía y eso no es verdad me sentiré tremendamente decepcionada xdd :grr:
De todas formas a Cassie le gusta Simon más que Jace, ella misma lo dijo, así que no creo que las cosas acaben mal para él... pero claro nunca se sabe xdd

¿Cómo que le gusta más Simon que Jace??? :O_O: Pues como las cosas acaben mal para Jace, mucha gente se va a enfadar. Pero mucha... :maton:

zoraida wayland escribió:

niikaa escribió:A mi es que me empezó a caer simpática Camille cuando dijo que mataría a todos los vampiros qe habían matado a su amado hombre lobo... si eso es verdad, me quito el sombrero, porque parececia una mujer sin prejuicios del resto de Subterraneos, pero si ella mentía y eso no es verdad me sentiré tremendamente decepcionada xdd :grr:
De todas formas a Cassie le gusta Simon más que Jace, ella misma lo dijo, así que no creo que las cosas acaben mal para él... pero claro nunca se sabe xdd

¿Cómo que le gusta más Simon que Jace??? :O_O: Pues como las cosas acaben mal para Jace, mucha gente se va a enfadar. Pero mucha... :maton:

Totalmente de acuerdo, a Jace las cosas le tienen que ir PERFECTAMENTE BIEN! :amor:
Pues resulta que le preguntaron a Cassie si le gustaba más Simon o Jace, y ella contestó "Simon, pero yo no soy Clary"
Eso espero porque si no no respondo :grr:

le gusta mas simon que jace!!
cuando la conoci a mi hermana le dedico un libro para simon y le dijo que tambien es su personaje favorito y en la firma pone "we are TEAM SIMON!!!!"

Pues I'm TEAM JACE!!! :amor: hombre por favor... Es como cuando en Crepusculo, Meyer se dio cuenta de que le gustaba más Jake, y nos lo quiso meter ahi en medio :grr: :maton:
Menos mal que Clary parece tener las cosas claras!! :aqui:

no me menciones al ****************** de jacob..................... jeje

Ufff, el pesado de Jake... No pudieron echarle de la mansión Cullen ni a patadas... Siempre estaba de por medio... Por otro lado, Simon no me parece comparable a Jacob, es un personaje más divertido e ingenioso, no está constantemente orbitando alrededor de Clary y su papel en la historia no se limita a ser el "guardaespaldas" de Clary. Pero dejemos Crepúsculo de momento...

Pues hace poco le preguntaron a Cassandra si era Team Jace o Team Simon y ella respondió que ninguno de los dos. Que era como si le preguntasen si prefería su ojo derecho o izquierdo, que ambos eran parte de ella. Pero vamos, estoy convencida de que Simon es "su ojito derecho". Tal vez lo dice para que no saquemos conclusiones de cómo será la historia por cuál sea su personaje favorito, o consejo del publicista, o le ha ido cogiendo más cariño a Jace, o se ha hartado de que le pregunten lo mismo, o quien sabe...

Coincido en que Jake es un pesado... Argg como lo odio!!! Pero la diferencia con cazadores de sombras es que a Simon no lo odio... es más, lo adoro!! Eso sí, que no me lo comparen con Jace... :XD:

zoraida wayland escribió:Coincido en que Jake es un pesado... Argg como lo odio!!! Pero la diferencia con cazadores de sombras es que a Simon no lo odio... es más, lo adoro!! Eso sí, que no me lo comparen con Jace... :XD:

+1 :hola:

jejje
lo de crepusculo queda claro JACOB :grr: y a simon tambien :grr: por lo menos yo!!

Una tuitera le preguntó a Cassandra si Jace y Clary iban a estar en los últimos dos libros. Y ella contestó: "Eso es como si preguntasen si Harry Potter va a estar en los últimos libros de Harry Potter". :XD:

¡Así que no hay que preocuparse por Jace! Creo... :ein:

genial.... el capitulo ... gracias ...!!!!

aver aver como que jake = simon....??? mm.... para nada...!!!! jake no es tan mono como simon.... no???

jajajjja.... gracias loba por la nota que bueno tenemos jace para rato....!!!!!

La verdad Cazadores de sombras sin Jace? no se seria...no puedo no imaginarlo.

entonces y perdon por lo que voy a decir... A QUIEN COÑO VA A MATAR QUE SEA IMPORTANTE¿?
descartados clary jace alec magnus.... y a parte esta lo de los parabatai... que mujer!!